Los billetes y monedas han sido cruciales en la economía humana por siglos. Sin embargo, hoy están siendo desplazados por plásticos y aplicaciones intangibles capaces de transferir valores de una persona a otra. Pese al auge de la tecnología en el campo de la economía y a la baja de operaciones utilizando efectivo, sigue siendo parte de nuestra economía. Mientras el efectivo no desaparezca deberemos de tratar con él y de cuidarnos de no caer en la ilegalidad al momento de manejarlo.
En este artículo hablaremos sobre los retos que enfrentan los contribuyentes al manejar efectivo. Sobre los problemas propios del manejo de efectivo y su tratamiento fiscal.
Si pensamos en la década de los sesenta, incluso hasta de los ochenta, era impensable no manejar efectivo. Los sistemas bancarios que ahora permiten transferencias desde cualquier parte del mundo y casi a cualquier hora son realmente una gran novedad. Cada vez es menos común que las personas reciban grandes sumas en efectivo. Por un lado, esto contribuye a que la mayoría de las operaciones de los contribuyentes sean rastreables y por tanto se pueda corroborar su origen. Pero esto ¿en dónde deja al efectivo?
Desgraciadamente el efectivo (entendiéndolo como billetes y monedas físicos) es un medio de pago que fácilmente puede ser utilizado para negocios ilícitos. El efectivo, a diferencia de los depósitos bancarios o transferencias, difícilmente se puede rastrear su origen ni las transacciones de las que ha formado parte. Por lo mismo, distintos organismos internacionales han reforzado políticas internacionales que buscan vigilar las operaciones que involucran dinero en efectivo. La OCDE. (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y la Unidad de Inteligencia Financiera. Son dos organismos que han estado atentos a este tema y que han buscado reforzar políticas nacionales e internacionales para regular transacciones en efectivo. México ha respondido de distintas maneras a las presiones internacionales, siempre con el objetivo de disminuir la financiación de actividades delictivas. Pero con variaciones en el porcentaje de éxito.
Las leyes, reglas, normativas y políticas que vigilan las transacciones en efectivo. Aunque tienen como objetivo desmantelar organizaciones delictivas, suelen poner en un predicamento a contribuyentes honestos que manejan efectivo. Seguramente como contadores conocemos contribuyentes que se acercan a nosotros temerosos de la autoridad. Especialmente porque ellos en su negocio reciben muchos pagos en efectivo, y en general así es como se manejan. Estos casos son especialmente comunes en negocios con venta al público en general. Sin embargo, estos miedos suelen venir del desconocimiento de la ley.
No es inusual que se divulguen en internet noticias falsas. Como el cobro de un impuesto por hacer depósitos en efectivo, que hacen que los contribuyentes entren en pánico. Esta información comúnmente está desactualizada y descontextualizada, sin embargo, lleva a los contribuyentes a tomar malas decisiones contables, fiscales y financieras. Por ejemplo, esto puede desmotivar al contribuyente de depositar sus ganancias en el banco.
Por miedo a tributar más o a que la autoridad cuestione el origen de sus ingresos. A la larga, tener demasiado dinero en efectivo puede ser problemático pues es bien sabido que hay compras que uno no puede hacer en efectivo. (por ejemplo, la compra de un inmueble o vehículo, más adelante aclararemos esto). Como contadores debemos de aclarar estas dudas y asegurar a los contribuyentes que mientras estén cumpliendo con sus obligaciones y puedan corroborar el origen de sus ingresos. No tienen nada que temer con la autoridad.
Por otro lado, también es común encontrarse con contribuyentes que ven el efectivo una oportunidad de evadir sus obligaciones fiscales. En este blog múltiples veces hemos hablado del valor intrínseco. Que hay en contribuir al gasto público y sobre nuestra labor como contadores, de hacerles saber a nuestros clientes el valor que hay en que paguen sus impuestos.
Ahora bien, dado que el efectivo es difícil de rastrear, hay contribuyentes que piden pagos en efectivo a sus clientes y no lo declaran para no pagar impuestos. Sin embargo, esta es una práctica peligrosa porque se puede caer en discrepancias, es decir que se tengan más egresos que ingresos. Cuando un contribuyente no declara todos sus ingresos, pero sí todos sus egresos. (buscando la deducción) llama la atención de la autoridad, pues cualquier gasto debe de ser solventado por un ingreso. Entonces en esos casos, en lugar de ahorrar pagando menos impuestos, el contribuyente se expone a que la autoridad lleve a cabo una auditoría de su negocio.
Los contribuyentes que creen que el dinero en efectivo, al ser difícil de rastrear, está exento del pago de impuestos, maneja sus negocios en la ilegalidad. (sea un negocio grande o pequeño). Como contadores podemos tratar de educar a nuestros clientes. Insistir en las buenas prácticas y asegurarles de que hay otras maneras de hacer crecer sus negocios. Sin embargo, al final del día la decisión está en el contribuyente. En muchos casos, los contribuyentes ni siquiera notifican a los contadores de esos ingresos en efectivo y hacen operaciones por debajo del agua sin saber a lo que se exponen. Podemos asesorar a estos contribuyentes con todo nuestro conocimiento de la ley. Pero al final queda en cada contribuyente si deciden o no cumplir con sus obligaciones fiscales. Si acaso a nosotros sólo nos quedará rechazar nuestros servicios a clientes que se vean inmiscuidos en giros turbios.
Te puede interesar
Como mencionábamos anteriormente, los esfuerzos por vigilar el efectivo han llevado a que se implementen políticas que suelen aumentar la carga administrativa de las empresas. (aunque sean honestas). Los negocios con venta al público. (como pueden ser misceláneas, puestos de comida, fruterías, tortillerías… etc.) suelen manejar grandísimas sumas de dinero en efectivo. Pese a que son giros que no se consideran especialmente propensos a caer en el crimen organizado necesitan manejar su efectivo conforme a la ley.
Los negocios con venta al público deben de declarar sus ingresos. Para hacerlo deben de emitir facturas globales (diarias, semanales o mensuales) para informar a la autoridad de sus ingresos. A través de ese CFDI se genera un registro del ingreso del negocio, mismo que puede ser utilizado para hacer gastos deducibles. (en tanto que no haya ninguna discrepancia y que en efecto sean considerados gastos indispensables para el negocio).
Cumplir con dichas obligaciones puede ser la clave para que un negocio pequeño se convierta en una empresa o que logre tener sucursales. A su vez, el negocio no está obligado a depositar en el banco el total de sus ingresos. Puede ser que también pague en efectivo a algún proveedor y al final del día tenga menos de sus ingresos para llevar a depositar. Esto es importante porque mientras se declare la totalidad no hay ningún delito. Y mientras se gaste en relación con los ingresos no se estará cayendo en discrepancias que llamen la atención de la autoridad.
Por otro lado, puede ser que ciertos contribuyentes crean ser inmunes a la ley por el simple hecho de ser pequeñas empresas. Es cierto que los grandes montos de dinero siempre levantan más sospecha de la autoridad, sin embargo, no es el único caso. Debemos de recordar que la autoridad es cada vez más eficiente en detectar irregularidades en los movimientos de los contribuyentes. Algo que nos puede parecer una falta simple o pequeña a las obligaciones fiscales. Puede traer grandes consecuencias e incluso llevar un emprendimiento a la quiebra. Por ello debemos de insistir a nuestros clientes de ceñirse a la ley sin importar el tamaño de su operación.
En México, hasta el 2013, existía un impuesto a los depósitos en efectivo. Este impuesto buscaba facilitar la tributación de los contribuyentes que manejaban grandes sumas de efectivo. Sin embargo, tuvo el efecto contrario, dado que muchos contribuyentes no querían aumentar su carga fiscal, evitaban bancarizar sus ingresos. Entonces, en lugar de que más personas pagaran sus impuestos eficientemente, más personas preferían la irregularidad fiscal. Finalmente se revocó dicho impuesto y se implementaron otros medios para regular las operaciones con efectivo, así como para facilitar la tributación de pequeños empresarios.
En ese mismo año, se implementó la Ley Antilavado de dinero. Oficialmente llamada Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones Con Recursos de Procedencia Ilícita (LFPIORP). Esta ley surge como respuesta a presiones internacionales relacionadas a la necesidad de revisar aquellas operaciones en efectivo que estaban ligadas a ilícitos. En entradas pasadas de este blog hablamos de esta ley y de las actividades que busca regular. Aquí retomamos algunas de las actividades vulnerables que considera esta ley:
Esta ley pone en alerta a muchos contribuyentes que manejan efectivo en sus negocios. Sin embargo, aunque ciertamente hay particular interés en el efectivo. No todas las actividades que lo manejan deben de estar ceñidos a todas las condiciones impuestas por esta ley. ¿En qué casos sí debemos de advertir a nuestros clientes de la Ley Antilavado? Bueno, cuando vayan a hacer negocios con alguien que lleve a acabo una operación vulnerable como la compra venta de vehículos o bienes inmuebles. Todos podemos en algún momento relacionarnos con alguien que tenga un negocio honesto pero que sea una actividad contemplada en la Ley Antilavado. Por lo mismo debemos de estar atentos a sus limitantes.
Recuerda que suscribiéndote a nuestra compilación de leyes Gazhal tienes acceso a las leyes fiscales vigentes y a la RMF. A través de ellas podrás revisar todo lo competente a la factura global para apoyar a que tus clientes con venta al público tributen en efectivo sin caer en ningún ilícito ni en sospechas de blanqueamiento de fondos.
El manejo de efectivo ha sido crucial para la economía, sin embargo, actualmente se dan muchas más operaciones con transferencias y pagos con tarjeta. La ventaja de estos últimos es que son rastreables, características contrario del efectivo. Por esto último el efectivo es propicio para llevar a cabo actividades ilícitas. Por ello la ley vigila actividades especialmente vulnerables y al manejo de efectivo.
Los contribuyentes, sean grandes o pequeños. Deben de tener en cuenta los límites que impone la ley a los pagos en efectivo, especialmente cuando se tratan de actividades vulnerables. Como contadores podemos asesorarles en este aspecto y también para ayudarles a cumplir con sus obligaciones fiscales adecuadamente. Además, podemos ayudarles a conocer la ley para no temer que la ley reclame de sumas u operaciones de las cuales es comprobable su legitimidad. En todos los casos hay que estar al día con la ley para asesorar a nuestros clientes y ayudarles a cumplir con sus obligaciones fiscales. De la mano de nuestra compilación de leyes Gazhal.
¿Tus clientes manejan grandes sumas de efectivo? ¿Cuáles son sus preocupaciones? ¿Cómo los asesoras? Cuéntanos en los comentarios.
¡Entérate de nuestros últimos artículos!
Asegúrate de tener habilitadas las ventanas emergentes