¿Qué hace un contador? Esta sencilla pregunta apunta a respuestas complicadas. Vista de manera superficial nuestra profesión se limita a conocer las cuentas de una empresa u operación. Cuánto dinero ingresa, cuánto sale, cómo se gasta y cómo se invierte. Sin embargo, como contadores sabemos que nuestra profesión abarca muchas más problemáticas relacionadas a distintos aspectos o dimensiones de la empresa que de primera instancia parecerían no tener relación directa con la contabilidad. De entrada, podemos señalar que muchas veces la contabilidad parece inmiscuirse con cuestiones que bien podrían corresponder a Recursos Humanos. ¿Por qué sucede este fenómeno? Al igual que la pregunta propuesta anteriormente, ésta no tiene respuestas sencillas, sin embargo, nos podemos aventurar a señalar algunas de ellas.
En este artículo hablaremos de algunas labores de los contadores que rozan con el departamento de recursos humanos, sobre cómo delimitar exactamente qué corresponde a nuestro trabajo y cómo documentarnos para respaldar nuestra práctica y decisiones profesionales.
En la introducción de este articulo mencionamos que muchos pueden pensar que un contador simplemente se ocupa de las cuentas de la empresa. Y sí, muchas de las cuentas y balances de los que se encarga nuestra área simplemente ilustran los movimientos de la empresa. En innumerables ocasiones en este blog hemos señalado la importancia de que, como contadores, expandamos nuestras competencias para aportar mucho más que cuentas que ya fácilmente pueden ser manejadas por aplicaciones, softwares o inteligencia artificial. Sin embargo, también sabemos que, desde siempre, los contadores hemos aportado mucho más que eso, al grado de absorber responsabilidades que sobrepasan nuestra área de acción.
Sucede que, dado que la contabilidad es la base para el cálculo de impuestos, se ramifican muchas más obligaciones para los contadores como la presentación de las declaraciones. Este es un aspecto que ya nos puede parecer un tanto obvio, necesitamos conocer los ingresos para saber cuánto declarar y los gastos que son deducibles para reportarlos y aminorar los pagos a la autoridad.
Pero también el manejo de la nómina y las aportaciones a las que por ley está obligado el patrón, suelen convertirse en obligaciones del contador. De cierta forma, se sigue la misma lógica: los contadores somos los encargados de que los números cuadren, de conocer las cuentas, entonces entre ellas también debe de ir los pagos de los trabajadores; sin mencionar que incluso muchos patrones ven en las aportaciones “un pago al gobierno” y buscan que se maneje como cualquier impuesto.
Sin embargo, como contadores sabemos que el manejo de la nómina y la seguridad social de los trabajadores tienen retos muy particulares y que para llevar la cuenta adecuadamente se necesita de la cooperación de otras áreas de la empresa.
Seguridad Social y contabilidad
No es ningún secreto que no todos los ingresos pueden ser ganancias, especialmente en las empresas de cierto tamaño, siempre hay pagos por hacer, y algunos de los más importantes se hacen a los empleados que hacen posible la empresa. Conocer qué parte de los ingresos van a la nómina y asegurarse de que los pagos se hacen con las aportaciones debidas al Instituto Mexicano del Seguro Social, parece ser naturalmente una obligación de la contabilidad. Sin embargo, también hay que considerar todo lo que hay que saber para actuar conforme a la ley en este ámbito.
Tan sólo en la última reforma a la ley del INFONAVIT, se derogó un artículo, se añadieron párrafos y secciones a siete artículos. Se añadieron cinco artículos y se reformaron veintiocho, lo que significó una reforma a un tercio de la ley. Todo esto sin tomar en cuenta a además la ley del IMSS y los reglamentos de ambas leyes.
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Es decir, la ley de INFONAVIT y del IMSS tienen sus propias complejidades para su estudio. Por lo que, como contadores deberíamos de contar con el apoyo de otras áreas, así como de herramientas para llevar adecuadamente estas cuestiones de nuestros clientes.
Sería perfectamente viable no aceptar o no ofrecer como servicio el llevar la nómina de alguna persona moral o física con actividad empresarial. Podríamos simplemente recibir los números de la nómina y tomarlos a cuenta, pero no necesariamente calcularla nosotros. Aunque también es cierto que acceder a hacerlo nos abre el abanico de servicios y hace más atractiva nuestra oferta. ¿Cómo mediar entre la posibilidad de ofrecerlo todo y no sobrecargar nuestra práctica contable?
Quizás los contadores con trayectoria que nos leen piensen que es muy tarde como para cambiar las condiciones en las que han trabajado por años. Es decir, sería perjudicar al cliente de pronto dejar de llevar sus asuntos relacionados a la nómina, ¿o no? Cambios pueden ser intimidantes pero si son para beneficiarnos podemos implementarlos gradualmente, de tal manera que los clientes no resientan las modificaciones y que, por el contrario vean ventajas en ellos.
No todo tiene que ser una negativa, bien podemos delimitar exactamente bajo cuáles condiciones podemos llevar la nómina de nuestros clientes. Podemos ofrecer un servicio de revisiones o atender sólo casos excepcionales. A su vez, es importante que contemos con las herramientas necesarias para ahorrarnos tiempo en tareas monótonas y ofrecer más bien nuestras capacidades de análisis y pensamiento crítico. Por lo tanto, es buena idea valernos de tecnología que agilicen los procesos. Nos muestren errores y nos permitan asesorar o tomar decisiones para beneficio de nuestros clientes. Por otra parte, también podemos preparar paquetes de asesoría para áreas de recursos humanos y así, ayudarles a llevar de manera independiente su nómina y que solamente nos entreguen las cifras competentes para la contabilidad.
Asegurarnos de que como contadores no estemos abarcando más de lo que podemos manejar es crucial para brindar un servicio realmente profesional. Aunque las cuestiones de nómina usualmente recaen en nosotros, podemos modificar los usos y costumbres para nuestro beneficio. Adaptar lo que hemos hecho por años puede aportarnos maneras de trabajar más viables y aportar nuevos beneficios a nuestros clientes, todo es cuestión de ser creativos con nuestras herramientas y posibilidades.
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Aunque la labor contable pueda parecer simple, reducirla a el balance de cuentas es una visión sesgada. La contabilidad, por su relación con la recaudación de impuestos así como con todos los movimientos propios de la empresa, siempre ha sido recargada de tareas que bien podrían competer a otros departamentos, como bien puede ser recursos humanos.
La costumbre puede llevarnos a creer que las cosas no pueden ser de otra manera. Sin embargo, podemos ofrecer servicios mucho más creativos que liberen algunas responsabilidades extras pero que a la vez beneficien a nuestros clientes. Como puede ser la asesoría de alguno de sus departamentos para que no dependan al 100% del área contable para llevar la nómina y asuntos de los trabajadores y su seguridad social. A su vez, mientras resolvemos el límite de las responsabilidades reales de nuestra profesión. Podemos valernos de herramientas como nuestra compilación de leyes Gazhal para brindar asesorías con el respaldo de la ley.
¿Sientes que tu práctica contable abarca demasiado? Cuéntanos en los comentarios.
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Un comentario
Hola,
Un profesional de la Contaduría Pública necesariamente está involucrado en temas laborales, si bien no directamente por el ámbito de la relación laboral, pero sí desde el punto de vista de la debida retribución y su derivado a las contribuciones. Esto es así debido a que directa o indirectamente TODAS las transacciones con impacto financiero son supervisadas y monitoreadas por el contador, que es el financiero por naturaleza: así está preparado desde la universidad.