Hemos visto como, personas sobresalientes, han moldeado el curso de la historia y en la mayoría de las veces han hecho de este mundo un lugar mejor. Uno de estos personajes destacables es Martin Luther King, un pastor estadounidense que encabezó la lucha contra la segregación racial en Norteamérica en la segunda mitad del siglo XX.
Con una protesta que duró trescientos ochenta y dos días, Martin Luther King al frente de un colectivo de mujeres y hombres de color, logró que el día trece de noviembre de 1956, el gobierno de los Estados Unidos declarara ilegal la segregación en los sitios públicos. A partir de ahí, Luther King, fue conocido en todo Estados Unidos, al mismo tiempo asumió el liderazgo del movimiento pacifista estadounidense.
En 1964, el pastor estadounidense, que además era sociólogo y maestro en filosofía, recibió el premio Nobel de la Paz. Desafortunadamente, igual que con otros grandes líderes, Martin Luther King fue asesinado el cuatro de abril de 1968, tenía sólo treinta y nueve años y muchas cosas por cambiar.
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De las muchas cosas que podemos destacar de Luther King, es su forma de liderar y contagiar a los que lo rodean. A continuación, te dejamos algunas de las lecciones de liderazgo que el pastor norteamericano nos dejó.
Martin Luther King convirtió su sueño en una visión. Cuando se encontró frente al atropello ejercido contra Rosa Parks por negarse a darle su asiento a un hombre blanco, decidió convertir en realidad lo que había estado en su mente y corazón durante toda su vida: un país donde la gente negra no fuera segregada sólo por su color de piel.
Con su valentía y elocuencia logró hacer que muchos otros compartieran su sueño hasta convertirlo en una visión y al mismo tiempo en un objetivo. Y como todo lo que se trabaja con honestidad y valentía, el resultado no tardó en llegar, bastaron trescientos ochenta y dos días para alcanzar la primera meta. Esta es la lección que nos deja Martin Luther King: comprométete al cien por ciento con tus sueños y tu causa.
El poder del primer paso: King era consciente de que el camino hacia la justicia y la libertad del pueblo afroamericano era un recorrido de largo aliento y que, muchas veces, cuando se ve cuán larga es la vereda, esta suele ser mucho más tortuosa al recorrer. Si bien sabía que era un proceso largo y complicado, también estaba seguro de que con pasión, paciencia y perseverancia, era posible lograrlo.
Así que eso fue lo que compartió siempre con la gente que lo rodeaba. Hizo conscientes a quienes estaban con él que, lo más probable era que ellos no pudieran ver el resultado de su lucha, pero que era fundamental comenzar con el primer paso a ese resultado.
Martin Luther King logró liderar y combatir al racismo, mantuvo un espíritu fuerte y firme en sus ideales, y aunque siempre se mostró inflexible, su combatividad fue pacífica y desde la frontera del conocimiento y los argumentos bien cimentados. Así mismo, Luther King, se encargó de permear ese mismo espíritu en quienes lo acompañaban, haciendo de su lucha un movimiento sólido y congruente.
Además, siempre se mostró con una gran apertura al aprendizaje, que al mismo tiempo nos deja ver su enorme humildad. Esa humildad nos permitirá, siempre al estar frente a los problemas u obstáculos, hacer de nuestras necesidades una oportunidad para crecer. Así mismo lo hizo el pastor Luther King, convirtió una posición social en desventaja en una oportunidad para unir a su pueblo y al mismo tiempo para demostrar el coraje y el valor que su gente siempre ha tenido. Martin Luther King, siempre pensó que un líder más que nacer o hacerse a sí mismo, surge de las circunstancias, siempre que un fenómeno social precise de un líder, éste siempre aparecerá como un ave en el cielo. Lo que te corresponde a ti es estar preparado para ser ese líder.
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