Todos los contribuyentes que además son conductores saben que sus vehículos no sólo son medios de transporte o herramientas de trabajo, también son generadores de ciertos gastos. Tanto personas físicas como morales que cuenten con carros deben de tenerlos en regla. Es decir, están obligados a pagar ciertos impuestos para asegurar que el vehículo esté en conformidad con la ley. Uno de los impuestos que suelen ser un dolor de cabeza para los contribuyentes. (Sin importar su régimen fiscal o el tamaño de sus operaciones comerciales) es la tenencia vehicular. ¿Este peculiar impuesto de dónde vino? ¿Cómo podemos entenderlo mejor?
En este artículo hablaremos sobre la tenencia vehicular, sus orígenes e historia, así como los motivos por los cuales se ha mantenido vigente hasta la actualidad. Quédate para descubrir junto con Gazhal información de interés para tus clientes.
En 1962, el presidente de México Adolfo López Mateos buscaba aumentar la recaudación para financiar un gran proyecto; los Juegos Olímpicos de México estaban programados para 1968. Como bien sabemos, aunque el magno evento deportivo se lleve a cabo sólo en una ciudad, los países completos se ven afectados por esto desde lo económico hasta lo social. Los juegos de 1968 en la ciudad de México no fueron la excepción, y por ello, no es de sorprender que los mandatarios quisieran obtener fondos de todas las entidades. Así pues, se propuso un nuevo impuesto federal; la tenencia vehicular. Este impuesto sería temporal, únicamente en el periodo previo a las olimpiadas y después desaparecería, ¿o no?
En enero de 1963 entró en vigor el impuesto aprobado por el Congreso de la Unión. Durante los próximos cinco años a través de este impuesto se recaudó para sustentar los gastos de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, pasado este periodo, para descontento de muchos, el impuesto no desapareció como se había prometido.
En este blog ya hemos hablado de la problemática historia de México con la recaudación y la dependencia en los fondos petroleros. Pensando en ese contexto podemos inferir que se vio en la tenencia vehicular una forma de aumentar la recaudación que fortalecía las arcas del gasto público.
Así pues, la tenencia se volvió el enemigo público número uno de todos los conductores. Dado el descontento alrededor del pago de este impuesto, no ha sido difícil para los gobernantes aprovecharse de él con falsas promesas de abolición. En su campaña electoral, Felipe Calderón prometió eliminar este impuesto. Sin embargo sólo se llegó a acordar que ahora sería un impuesto estatal y que cada entidad sería responsable de su contribución o incluso de no imponerla. Pronto, muchos estados optaron por gestionar de manera distinta la tenencia.
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Actualmente en México, la tenencia ya no es un impuesto federal obligatorio, sino un impuesto estatal sujeto a las propias reglas y códigos de cada entidad federativa. De ahí que algunos estados hayan optado por eliminar el impuesto y mejor implementar un refrendo vehicular.
La diferencia entre estos dos impuestos yace en que la tenencia se calcula dependiendo del modelo del carro, marca y año, mientras que el refrendo es una tasa fija sin importar las particularidades del carro. Mientras que la tenencia se ha vuelto una contribución que queda a consideración de los gobiernos de cada entidad, el refrendo es obligatorio, aunque su cálculo es libre de ser establecido por cada entidad.
En México, en los siguientes estados no se paga tenencia:
Mientras tanto en otros estados se aplican descuentos en la tenencia al pagar el refrendo. En Querétaro y la Ciudad de México, pagando el refrendo vehicular antes del 31 de marzo, se consigue un descuento del 100% de la tenencia. Estas medidas buscan incentivar la recaudación, pues brindan una sensación de ahorro.
¿Habrá quien considere justo un impuesto simplemente por tener un medio para trasladarse? Aunque usted no lo crea, hay personas que consideran que los automovilistas deberían de estar sujetos a más impuestos pues sus autos son el problema detrás del caos en las calles y el colapso ambiental. En muchos otros países de pagan permisos o tasas similares a la tenencia, pero por motivos muy distintos.
En España todos los automóviles pagan un impuesto de circulación, éste depende del municipio donde se registre el auto y no del precio de éste o su categoría. También en Chile se debe de pagar por un permiso de circulación proporcional al precio del vehículo. Finalmente, Países Bajos, con el afán de reducir las emisiones de dióxido de carbono y el tráfico vehicular, se ha impuesto una tasa a los propietarios de automóviles. A esto último es lo que se le conoce como “impuesto verde”, una tasa directamente relacionada a cuidar del planeta.
Entonces, la tenencia y el refrendo pueden servir como impuestos verdes que ayuden a desincentivar el uso excesivo del automóvil, sin embargo esto es más fácil dicho que hecho.
Además de cumplir con estos impuestos según sea el caso, también muchos estados o municipios, obligan a sus automovilistas a cumplir con programas de Verificación Vehicular. Este procedimiento nació con el objetivo de asegurar que los autos que circulan en la calle no estén emitiendo un exceso de gases de efecto invernadero. Se estima que uno de los beneficios de este sistema es que los autos son llevados más seguido a servicio con el afán de que logren pasar la verificación.
La ley incentiva y protege a las entidades para que implementen medidas que buscan preservar el planeta. Bien puede ser que el origen de la tenencia fueran los Juegos Olímpicos. Pero a través del tiempo ha logrado establecerse entre los impuestos regulares de los contribuyentes mexicanos e incluso hacer mancuerna con otras obligaciones propias de ser automovilista.
Como contadores podemos ayudar a nuestros clientes a mantenerse al día también con los impuestos de sus autos. Recordemos que éstos no son impuestos federales pero también deben de tenerse en cuenta para llevar una administración organizada y que, como todos los impuestos, también contribuyen mucho a mantener el orden y la recaudación.
La tenencia vehicular fue un impuesto creado 1962 y que entró en vigor en 1963 durante el sexenio del presidente Gustavo Adolfo López Mateos. La idea detrás del impuesto era conseguir fondos para los Juegos Olímpicos del 68 en la Ciudad de México. Sin embargo, esto no fue así, pasado el evento deportivo el impuesto continuó. Alrededor de 2007 hubo esfuerzos federales por erradicarlo, sin embargo, se llegó a acuerdos con las entidades para su manejo. Ahora hay estados en los que no se paga la tenencia, pero sí un refrendo.
El impuesto ahora se mantiene y se le puede adjudicar una perspectiva ecológica que grava a los automovilistas. Por ser dueños de uno de los mayores contaminantes de la Tierra. Sea para financiar un evento internacional o para gravar los efectos nocivos del uso del carro, la tenencia es un impuesto que obliga a los contribuyentes a pagar por los carros que posean. Siendo una obligación de recaudación, es importante que como contadores apoyemos a nuestros clientes a tener en orden los carros de sus empresas (sin importar si se trata de una persona física o moral). Apóyate en nuestra compilación de leyes Gazhal para consultar la ley en la palma de tu mano y dar asesoría profesional a tus clientes.
¿Conocías la historia de la tenencia? Cuéntanos en los comentarios.
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