Muchas de las cosas que hacíamos antes de la pandemia cambiaron para siempre. El modo de relacionarnos, de aprender, de divertirnos y, por supuesto, de trabajar. El COVID-19 nos enseñó que muchas de las juntas que teníamos normalmente en el trabajo, podían ahorrarse enviando un e-mail. La forma de trabajar, de ir a la oficina sufrió una resignificación importante.
Las oficinas y los espacios de trabajo, después de la pandemia ¿qué?
Muchas de las cosas que hacíamos antes de la pandemia cambiaron para siempre. El modo de relacionarnos, de aprender, de divertirnos y, por supuesto, de trabajar. El COVID-19 nos enseñó que muchas de las juntas que teníamos normalmente en el trabajo, podían ahorrarse enviando un e-mail. La forma de trabajar, de ir a la oficina sufrió una resignificación importante.
Muchas de las cosas que hacíamos antes de la pandemia cambiaron para siempre. El modo de relacionarnos, de aprender, de divertirnos y, por supuesto, de trabajar. El COVID-19 nos enseñó que muchas de las juntas que teníamos normalmente en el trabajo, podían ahorrarse enviando un e-mail. La forma de trabajar, de ir a la oficina sufrió una resignificación importante. Las personas llevaron su trabajo a sus casas y surgieron espacios o, mejor dicho, proveedores de espacios para hacer el hoy famoso home office. Si bien, somos todos conscientes que jamás volveremos a la cotidianeidad que teníamos antes de la contingencia, ¿cuál es, entonces, el destino de las oficinas, de los espacios físicos dispuestos para el trabajo?
¿Qué es lo que pasará con ese modo de trabajar una vez que se ha probado que se puede hacer de otra manera?
La incertidumbre es mucha, como hemos visto, los trabajadores, los dueños de las empresas reflexionan sobre lo que pasará con las oficinas y los espacios de trabajo, es decir, acerca de la permanencia o continuidad de estos lugares. Lo cierto es que las oficinas no desaparecerán. Un cambio tan radical precisa de un proceso mucho más largo para darse en su totalidad. Además, las oficinas cumplen roles importantes, además de ser un simple espacio para el trabajo. Las oficinas proveen a las personas de un lugar para relacionarse, para aprender, para vincularse con su trabajo al tiempo que lo hacen con otros compañeros. Lugares como las oficinas son necesarias para las empresas porque ahí se gesta una identidad, un modo de ser propio de cada compañía y que al final abona a un mejor desempeño como equipo laboral. Por eso es que las oficinas no desaparecerán, por lo menos no en un futuro inmediato.
Lo que es cierto es que no volverán a ser iguales. Según el diario “El País”, el trabajo hecho de manera remota aumentó considerablemente del 4.8% en el 2019 al 16.2% durante la pandemia, lo que se traduce en un vaciado de las oficinas. Un cambio forzado por la contingencia que nos pone de cara a una nueva realidad. Las oficinas vacías y los empleados trabajando en casa. Algunos cambios aparecen como coyunturales, pero otros han llegado para quedarse. Enrique Álvarez Sala, advierte que las oficinas no desaparecerán, estas cambian, pero siempre lo hacen detrás de las personas. El cambio del habitus de los trabajadores, supone reformas en la disposición de los espacios interiores y exteriores de los grandes edificios de oficinas. Las grandes instalaciones se vuelcan a los espacios abiertos. Los patios terrazas y lugares parecidos a estos se vuelven ahora de vital importancia, pues significan un espacio que de entrada otorga una desestructuración del trabajo rígido, después se convierte, al ser un espacio con mejor flujo de aire, en un lugar más seguro.
Teletrabajo: ventajas y desventajas
Aunque es necesario mencionar que este cambio, el del teletrabajo, no resulta positivo para todos, pues las empresas que brindaban servicios a las oficinas han tenido que enfrentarse a una situación de mucha angustia. Los equipos laborales que se dedican a darle servicio y mantenimiento a los comedores empresariales sufrieron una caída del 38 % en sus ventas. Este sector ha tenido que reinventarse y trabajar en la modalidad de cocina oculta a fin de sobrevivir. Algunas optaron por brindar su servicio desde otros espacios, lo que supone una planeación logística diferente y mucho más compleja, además de una forma distinta de relacionarse con los clientes. Entonces las oficinas no sólo cambian la vida de los que trabajan directamente para las empresas, además, hay una afectación colateral en estos cambios.
Fruto de la necesidad de espacios más adecuados o amigables, nacieron los coworking, espacios de trabajo mucho más flexibles que los tradicionales. Estos brindan un vínculo con la formalidad de la oficina, pero en una condición de mucho menor intensidad. Los coworking suponen espacios donde se puede trabajar en otra modalidad, a otro ritmo, probablemente con más amabilidad, tanto para quienes trabajan ahí como para los clientes en caso de reuniones o juntas.
El COVID-19 trajo consigo uno de los mayores cambios para el mundo y para el ámbito laboral. Y si bien hay muchísima incertidumbre, también existen certezas, ni los trabajadores ni las empresas volverán a ser las mismas, con ellos, las oficinas también cambiarán para no volver a donde están ahora. Modelos de multiespacio son, seguramente, el destino de las empresas, en las que se pueda trabajar un día o dos en la oficina y el resto en casa. El reto de las empresas será convertir estos espacios en lugares más humanos y poner a las personas al centro de la problemática y no a los inmuebles.