¿Alguna vez has visto todas las formas en las que un plomero utiliza sus herramientas? Aunque un desarmador técnicamente es para aflojar o apretar tornillos también puede ser una palanca para sacar un tapón y mucho más. Sólo el plomero que conoce bien su profesión y su herramienta sabe todo lo que puede hacer. Si la tecnología es una herramienta más saberla usar es una ventaja que nos hace más habilidosos en nuestra práctica contable. La I.A., como una herramienta más con la que contamos, tiene muchas aristas y aplicaciones que están por verse.
En este artículo te contamos algunas de las consideraciones que debes de tener para impulsar tu práctica contable con I.A. Veremos cómo no sólo recurrir a lo que todo el mundo está usando, cómo utilizar la inteligencia artificial de forma segura y finalmente algunos consejos para ser más hábiles al utilizarla.
Ir más allá de las I.A. de moda
En el mundo de la informática se distingue la llegada de una nueva tecnología en tres etapas: difusión, regulación y recaudación. La primera etapa es en la que se da a conocer una nueva tecnología, luego aparecen leyes para regular su uso y finalmente viene la etapa en la que las personas la aprovechan al máximo. Actualmente con las I.A. se están viviendo estos procesos de manera acelerada, mientras que se está dando a conocer, ya existen conflictos que llaman a las autoridades a regular su uso pero también ya hay quienes les están sacando provecho. Esto no es algo malo, es parte del impacto social de la tecnología y en todo caso nos lleva a pensar que pronto las I.A. estarán mejor reguladas y serán más provechosas.
De cualquier forma y precisamente porque apenas se están dando a conocer, no es raro que cuando una persona piensa en I.A. piensa en los filtros o divertidas imágenes creadas con I.A., incluso piensan en ChatGPT como las mayores exponentes de la I.A. en el mundo. Y es cierto que estas herramientas son muy bien conocidas y utilizadas por un amplio público sin embargo no son las únicas que existen y sus aplicaciones no se limitan al entretenimiento o a la sustitución de creación de contenidos.
Del mismo modo, muchos contadores o abogados hablamos de I.A. integradas a ERP o análisis de datos como si fueran las únicas I.A. que pueden ayudarnos en nuestra práctica fiscal. Sin embargo, hay que estar abiertos a nuevos abanicos de oportunidades, así como a la posibilidad de utilizar I.A. que no esté especializada para cuestiones contables per sé. Todo depende de qué tanto extendamos nuestro conocimiento tecnológico y qué tan dispuestos estemos a ser flexibles a los cambios.
Riesgos de las I. A.
Antes de pasar a formas de usar la I.A. que nos vayan a ser benéficos en nuestra práctica contable, no podemos dejar de pasar por alto los riesgos. Para muchos la I.A. ha venido a quitar puestos de trabajo y es un miedo real de muchos contadores que temen que pronto su profesión pueda ser sustituida por una máquina. Aunque suena a paranoia del siglo pasado, es posible que algunos empleos sean sustituidos por I.A. y el de contador no es excepción. Sin embargo, hay que distinguir lo que puede aportar un ser humano de una máquina. Las I.A. sustituirán el trabajo repetitivo, pero el realmente propositivo seguirá siendo propiamente humano.
Dejando esto de lado, existen varios riesgos que no convienen subestimar entorno a las I.A. que poco tienen que ver con la supremacía de las máquinas. Descargar cualquier aplicación o programa implica un riesgo por parte del usuario, ¿cómo podemos saber que está libre de virus? ¿Estamos haciendo una descarga de un proveedor confiable? Hoy más que nunca no hay que pasar por alto los protocolos de ciberseguridad. Si un sitio se ve viejo, demasiado cargado de anuncios, pide información personal… Probablemente haya alguien detrás con malas intenciones. En el mejor de los casos infectamos nuestra PC con Troyanos, en el peor, todas las computadoras del despacho son secuestradas por un hacker. Siempre hay que tener un buen antivirus instalado y prevenir los eventos de este tipo con concientización sobre prácticas de ciberseguridad.
Aunado a ello, hay mucho más peligro al utilizar una I.A. que un virus o un hackeo. Dado que es una nueva tecnología que todavía no se encuentra totalmente regulada algunas pueden hacer mal uso de nuestros datos. Imagina que utilizas una I.A. para analizar algunos datos de estados de cuentas, sin embargo, nunca te enteraste que esa I.A. guarda tu información y es libre de dársela a otros usuarios. Así la información que ingresas se vuelve parte de la inteligencia artificial, un dato más que puede dar respuesta a otros usuarios ¿cómo podrías saber si no se están filtrando datos privados de tus clientes y sus competidores están accediendo a ellos? Por ello, y por muy tedioso que sea, conviene leer los avisos de privacidad y utilizar software de marcas confiables que cuenten con el respaldo de la ley.
Aprender a usar las I.A. para sacarles más provecho
Ahora bien, los riesgos no son impedimento para aventurarse. No hay peligro más grande que la ignorancia y para combatirla lo mejor es explorar y educarse. Para mejorar nuestro uso de la I.A. conviene que las conozcamos a fondo, sólo así les podremos sacar el mejor provecho. Para ello te recomendamos:
- Experimenta directamente con I.A. Si encuentras una aplicación con I.A. confiable, utilízala tanto como puedas, así te familiarizarás con sus características y posibilidades. Buena parte de la tecnología de nuestra era no requiere manual porque está pensada para ser intuitiva, es decir que el usuario la vaya descubriendo conforme la usa, así que te aconsejamos familiarizarte mucho con ella. También algo básico es ir de lo sencillo a lo complejo, comienza integrando la I.A. en tareas fáciles, por ejemplo en responder a un mail y ve avanzando poco a poco hasta el análisis de datos o la creación de escenarios futuros.
- Aprende a comunicarte mejor con la I.A. Una inteligencia artificial sólo puede ayudarte en la medida en la que sepa realmente qué quieres de ella. En informática se le llama “prompts” a lo que le pedimos a la I.A., estas deben de ser instrucciones precisas de lo que necesitamos que haga. Para mejorar nuestra comunicación con la I.A. también te recomendamos que practiques lo más posible.
- Cuando se presente un problema específico consúltalo con una I.A. Dos cabezas piensan mejor que una, una de ellas puede ser una inteligencia artificial. Explora cómo puedes apoyarte de distintas I.A. para resolver problemas. Al principio te consumirá bastante tiempo saber qué herramienta aplicar pero con la práctica podrás ir creando rutas de resolución de problemas. Por ejemplo, si necesitas consultar un código de ley, puedes pedirle a una I.A. que lo escanee en lo que le pides a otra que destaque los gastos que no están asociados a una factura, y finalmente le pides a otra que escriba un mail en el que le expliques al cliente por qué hay que pagar una multa o cuál va a ser la estrategia para defenderlo frente a la autoridad.
Conclusión: piensa fuera de la caja y domestica la I.A.
No hemos terminado de explorar todas las posibilidades de la I.A. Cada cual, tomando las medidas de seguridad pertinentes, debe ir haciendo su camino para integrarla poco a poco en su práctica y saber que es sólo una herramienta fiscal más. Si sabemos utilizar la inteligencia artificial para nuestro beneficio es más probable que aportemos más a nuestros clientes y conservemos nuestra indispensable profesión en este cambiante mundo.
¿Qué consejos tienes para el uso de I.A. en contaduría? Cuéntanos en los comentarios.