Seguramente alguna vez has escuchado cómo el espacio influye en nuestras emociones o incluso en nuestro estado físico. Seguramente, también alguna vez pospusiste algún trabajo o te tomó demasiado tiempo, sólo porque la luz o el aire no te hacían sentir muy bien. Probablemente alguna vez tú, o alguien cercano a ti se fue de su trabajo porque el lugar nunca le pareció cómodo. Todos hemos escuchado algo acerca de la influencia de los colores en las paredes y de cómo nos afectan. Esto, contrario a lo que la mayoría de las personas pudieran pensar, no es un detalle menor o una sugestión psíquica sin importancia alguna, y mucho menos se trata de un pretexto infantil para no trabajar.
Se le conoce como psicología del espacio y abraza desde la manera en cómo están dispuestas las construcciones que nos rodean tanto en exteriores como en interiores hasta la vinculación humana que puede tenerse con estos espacios. Porque la interacción con el entorno afecta todos los días, incidiendo en la configuración de nuestro comportamiento y en nuestro desempeño en cualquier actividad. El color, la escala, la iluminación, las proporciones, la acústica, los materiales y en general la disposición del entorno interactúan con los individuos, haciendo de nuestro espacio un ente que definitivamente nos afecta, en tanto que percibimos el espacio de manera sensorial.
Es aquí donde surge la relevancia del entorno. Los espacios de trabajo constantemente son monótonos, grises, repetitivos en cuanto a su configuración. Esto además de minar el sistema social de la realidad laboral, ejerce aún más violencia sobre los individuos, una violencia a la que podemos identificar como violencia estructural. Este violentamiento cotidiano merma el desempeño, el desarrollo y sobre todo la creatividad de las mujeres y los hombres todos los días. Por eso la gente sufre cuando está en su trabajo, cuando las actividades se desempeñan en espacios poco aptos para el desarrollo de la creatividad humana. Si sumamos a todos los pendientes con los que normalmente lidia una persona, la incomodidad del espacio agrava la situación, pero lo que hace aún más desafortunada esta circunstancia, es que no lo sabemos. Andamos por la vida creyendo que los espacios son, por decirlo así, neutrales.
En ese sentido es que debemos repensar los espacios de trabajo, ya sea en la oficina, los talleres, o en casa a la hora de estudiar. La figura del genio creativo que está solo en su habitación creando e inventando, en un espacio reducido, oscuro y desarreglado, casi en abandono, es hoy en día un mito. Sabemos por los profesionales de los estudios psicológicos y de lógica de la colaboración, que la creatividad se da de mucho mejor manera en equipo. Un conjunto de personas que piensan en torno a un mismo tema, suma ideas y forma eso que llamamos pensamiento escalado. Esta es la nueva modalidad de trabajo de los equipos creativos de hoy.
Constantemente escuchamos charlas que nos hablan sobre romper paradigmas en el pensamiento, que nos liberen de ideas absolutas y establecidas. En ese sentido también es momento de romper paradigmas sobre los espacios que habitamos. Exigimos a nuestros equipos creativos que generen ideas y para que lo hagan les asignamos espacios totalmente rígidos y monótonos, muchas veces hasta faltos de luz y ventilación. Damos oficinas que encierran a las personas y por consecuencia sus ideas. Entonces, ¿qué debemos tomar en cuenta para que nuestros equipos creativos, nosotros mismos y nuestras ideas puedan fluir?
Flexibilidad y espacio
Esto es primordial para crear un ambiente donde fluya la creatividad. En la medida de lo posible, lo ideal es trabajar en espacios amplios donde las instalaciones no tengan una disposición fija o inamovible. Esto sin que se pierda la oportunidad de tener privacidad. Tal vez para videoconferencias, opciones de audio o sesiones de freewriting, que normalmente se dan en silencio. Esta medida de algún modo configura y permite a la creatividad trabajar del mismo modo, en un espacio donde se puede desplazar con comodidad y que no tiene el problema de las estructuras fijas.
Un entorno sano para el nacimiento de ideas
Sin duda es primordial para el desarrollo del buen trabajo creativo. Los espacios deberían ser abundantes en luz y en la medida de lo posible tener una buena vista al exterior. Idealmente, estos espacios deben incluir elementos naturales como plantas o pequeños arbustos. Esto sumará a la noción de frescura que necesitamos darle a nuestro entorno saludable. El color del espacio es fundamental, ya que debe cumplir con la función de relajar y al mismo tiempo estimular la convivencia. De modo que en su totalidad el entorno debe ser saludable y útil para que fluyan relaciones informales, que es donde, con más frecuencia, surgen las ideas y la creatividad en su plenitud.
Espacios de interacción y su disposición como herramienta
Lo ideal es disponer de los espacios grupales al centro y los individuales en las periferias, de modo que se maximice la visibilidad. Que haya áreas comunes en las que las personas al mismo tiempo que se relacionan trabajan. Pueden ser estos espacios donde se da el braimstorming o peloteo. También generar puntos de información informal, de modo que las personas no se sientan dentro de una estructura que los encierre. La información idealmente debe estar al alcance de todos los equipos para que todos estén involucrados, y del mismo modo debería priorizarse el hecho de que el diseño de su presentación sea atractivo y claro.
En la medida de lo posible, disponer de muchas pizarras funciona muy bien ya que cualquier lugar es oportuno para trabajar. Todos los espacios son amables para trabajar sobre ellos para que sea una herramienta más. Que las paredes sean un espacio disponible para trabajar o proyectar en ellas. Que los lugares para almacenar sean amables y accesibles. Esto, como es evidente, deshidrata todo, pues en buena medida, el estrés que se genera un ambiente de trabajo se debe a las barreras para crear desde una sensación de libertad.
Hacer del espacio un reflejo de la cultura y la marca
Lo ideal es disponer de zonas en las que se exponga el trabajo y los productos que se hacen en la empresa. Donde puedan lucir los logros colectivos y que la gente los pueda ver y sentir a diario. Esto con la intención de generar un sentimiento de identidad con la empresa. También es importante que la gente pueda modificar o personalizar su espacio de trabajo para que así desarrollen también un sentido de pertenencia con los espacios, con la marca y con la empresa.
Espacios comunes de socialización
Estos espacios son igual de importantes que todos los demás. Las personas pueden tomar descansos breves para aminorar la tensión que genera el trabajo. Estas zonas no deben estar lejos de las áreas de trabajo. Lo ideal es que haya mesas de café, sillones, espacios amigables y cómodos para la gente. Al mismo tiempo estas zonas deben tener un acceso fácil a la comida y bebidas.
La psicología del espacio está estrechamente relacionada con el comportamiento humano, de manera que en la medida que podamos disponer de espacios amigables para el trabajo, el desarrollo de este fluirá cada vez más y de mejor manera. Las personas ya no se sentirán presos dentro de sus trabajos, geometrizando la libertad de ideas, y por el contrario, sí serán mucho más felices, pues incluso mejorará con ello la salud de las personas, porque muchos factores se verán influidos de manera positiva.
¡Entérate de nuestros últimos artículos!
Asegúrate de tener habilitadas las ventanas emergentes