Reino Unido dejó de pertenecer a la Unión Europea el 31 de enero del 2020, para inmediatamente después empezar su periodo de transición. Por su parte Londres y Bruselas, mantuvieron casi todas las leyes de la Unión mientras negociaban su nueva relación. El periodo de transición, como tal terminó en el mismo 2020. El 24 de diciembre de ese año, Reino Unido y Europa, llegaron por fin a un acuerdo sobre las condiciones de la salida. Un documento de más de mil páginas en el que detalla el fin del libre movimiento de personas, el cambio e imposición de nuevos controles aduanales y la limitación de un montón de servicios que hasta ese momento fluían de un lado a otro sin mayores restricciones. Entonces es a partir de ese momento que los ciudadanos de Reino Unido comenzaron a vivir la vida fuera de la Unión Europea y con ello su diferencia.
Por muchos años los británicos, así como los europeos gozaron de la libertad de elegir en qué lado del canal de la mancha querían vivir y trabajar. A partir de la desvinculación del Reino Unido, los ciudadanos precisarán de una visa para periodos largos de estancia o de trabajo. Por otra parte, para viajes de turismo tanto británicos como europeos seguirán sin necesitar visa.
Los europeos podrán vivir en Reino Unido hasta seis meses, aunque si el motivo de la instancia es de tipo académico o bien, por cuestiones de salud, es decir, si está ahí para recibir un tratamiento médico, el permiso puede extenderse, aunque se debe cumplir con ciertos requisitos. Por su parte los británicos sólo podrán permanecer por un total de noventa días cada seis meses. Además, las autoridades tienen la libertad, de ser necesario, de preguntar por el motivo de la visita y pedir que muestren un pasaje de vuelta.
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Los europeos que quieran trabajar en Reino Unido deberán solicitar y obtener una visa de trabajo. Para ello deben cumplir con los siguientes requisitos:
Los ciudadanos británicos que quieran trabajar en la Unión deberán cumplir con los requisitos migratorios del país en el que quieran establecerse. Sumado a lo anterior, profesiones como la arquitectura, la medicina o la enfermería, ya no serán homologadas como hasta entonces.
No obstante, los ciudadanos que vivían en Reino Unido o la Unión mientras ocurrió la desvinculación, mantendrán sus derechos intactos en los países de residencia, sólo hará falta formalizar su estatus como residentes.
En el acuerdo que se firmó el veinticuatro de diciembre la Unión y el gobierno británico acordaron no imponer impuestos ni tarifas adicionales al flujo de los bienes lo que en apariencia debía evitar el aumento en los precios de los productos importados y exportados para los dos lados. Sin embargo, sí hay trámites burocráticos y controles fronterizos que antes no existían y que el día de hoy ya han encarecido los productos al afectar el desarrollo de los procesos logísticos de suministros.
Para que sea un poco más gráfico, desde 1993 no había procesos aduaneros entre Reino Unido y la Unión Europea. Otro ejemplo, cuestiones como las tarifas telefónicas y la cuestión del roaming tienen cambios, pues hasta ahora Reino Unido podía usar los mismos planes telefónicos en toda la Unión Europea, ahora son las compañías telefónicas las que dictan las tarifas, que desde el primer momento comenzaron a cobrar tarifas extras.
Si reflexionamos sobre quién obtiene mayor ventaja de este nuevo acuerdo o, mejor dicho, este rompimiento, es difícil realmente ver a un claro vencedor. Es claro que este es un acuerdo económico, lo atípico es que no es para hacer las transacciones o ejercicios económicos más fáciles, por el contrario, el acuerdo obstaculiza las negociaciones entre ambas partes.
Por ejemplo, la implementación de las aduanas que regulan el tráfico de mercancía entre los dos países, ya ha reducido su flujo en un 38% con relación al del 2020. Lo que significa una pérdida importante para ambas partes. Pareciera que de las pocas ventajas que ha podido sacar alguna de las dos partes es la libertad que ahora tiene Reino Unido para hacer sus propios tratos comerciales con el resto de los países del mundo. Hasta el día de hoy, Reino Unido ha cerrado ya más de sesenta y dos nuevos acuerdos comerciales. Entonces podemos decir que esa es una de las más grandes motivaciones del Reino Unido para dejar a la Unión.
Aún faltan muchas cosas por ver y cambios por asentarse. También es importante que este acuerdo no ha terminado y que está lejos de terminar, pues es un acuerdo de constantes negociaciones. Reino Unido y la Unión tendrán que mantener estrecha su relación todavía por mucho tiempo.
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