El cerebro humano está compuesto por dos hemisferios, el derecho y el izquierdo. Aunque ambas partes se encuentran conectadas, cada una desarrolla una función específica y complementaría. La parte derecha es la encargada de las expresiones no verbales, gracias a ella somos capaces de captar las emociones. Se dice que las personas en quienes este hemisferio es dominante se caracterizan por su creatividad. El hemisferio izquierdo, en cambio, se encarga de la parte verbal. Las personas que han desarrollado más está área, se distinguen por tener habilidades relacionadas al pensamiento lógico, análisis y la comprensión del lenguaje.
¿Hemisferio derecho o izquierdo?
Que uno de nuestros hemisferios predomine sobre el otro, no significa que el menos ventajoso se quede sin trabajo, sin embargo, esto puede determinar, de cierto modo, las capacidades que más desarrollemos. La pandemia, que ha detonado el estado de nuestra actual “nueva normalidad” nos ha demostrado la importancia que tiene saber adaptarnos a los cambios drásticos.
Ante problemas cotidianos, es común que, en el proceso de resolver el conflicto, dividamos y separemos las partes del todo, a fin de conocer los elementos para poder ofrecer soluciones. Este ejercicio da cauce a nuestro pensamiento en una dirección lineal. Cada vez que afrontamos problemas con los que estamos familiarizados, el pensamiento lógico es el que nos ayuda a llegar a un resultado esperado. Pero ¿qué pasa cuando el problema al que nos enfrentamos es completamente desconocido y nos saca de nuestra zona de confort?
El pensamiento elástico, cuya fuente es la creatividad, es el que nos permite afrontar y adaptarnos a los problemas emergentes.
Esta capacidad es una de las cualidades por las que cada vez más empresas se disputan por sus empleados, debido a la competencia que existe entre las distintas compañías y que va en aumento. Los pensadores elásticos son especialmente valorados debido a que, tienen la capacidad de adaptarse más fácilmente a los cambios y logran evolucionar en esos momentos de crisis.
Lo cierto es que no todos tenemos la habilidad de adaptarnos con firmeza a situaciones nuevas o inesperadas, y mucho menos pasa que todos logren hacerlo con la misma facilidad, a la eventualidad que nos exigen ser disruptivos, sin embargo, esto no significa que no podamos entrenar a nuestra mente. El libro Elástico: pensamiento flexible en un mundo en constante cambio, escrito por Leonard Mlodinow, ofrece algunas herramientas que nos ayudan a perfeccionar esta cualidad. No necesitamos tener el cerebro de un artista para poder pensar creativamente, podemos refinar esta capacidad con los ejercicios que el mismo autor nos ofrece.
Complementaria es esta capacidad, nos encontramos con la antifragilidad. Nassim Nicholas Taleb publicó un libro titulado Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden, en el que aborda las ventajas y beneficios de la antifragilidad. Este concepto se diferencia de la resiliencia, porque no implica sólo la adaptación de una persona ante un problema, no consiste solamente en sobrevivir o resistir a las circunstancias que nos amenazan, sino en reconocer y asimilar que estas circunstancias que pueden ser caóticas, arriesgadas e impredecibles, fortalecen las capacidades de la persona.
Ejemplo de estas cualidades las poseen las empresas farmacéuticas que, tuvieron que dar pronta respuesta al problema de salud actual partiendo de la poca información que tenían sobre el virus. La competencia entre estas gigantes de la salud, incentivó las varias posibles soluciones que ayudaron a contener el estado de emergencia en el que nos encontrábamos a principios del año 2020.
Sus propuestas innovadoras hicieron que cada vez se ofertarán más opciones que permitieron contener la crisis sanitaria, a estas debemos: las distintas pruebas que permiten la detección del virus, cocteles de anticuerpos que refuerzan el sistema inmunológico a fin de debilitar los efectos de esta enfermedad y las diferentes vacunas de las que hoy en día disponemos.
Una empresa y/o una persona, cuyo sistema logre desarrollar estas cualidades como el pensamiento elástico y antifragilidad, es consciente de la vulnerabilidad e incertidumbre que se manifiesta a diario, pero es precisamente de estas circunstancias que logra fortalecerse, pues no trata de esquivar el cambio, sino que lo acepta, se adapta y evoluciona junto con él.