¿Qué es lo que hace posible una empresa? ¿Quiénes están detrás de todo nuestro sistema económico? Las personas son el eslabón más importante en las empresas, sin embargo, el papel de los empleados se ha visto devaluado en los últimos años. ¿Cómo puede una empresa inyectar valor a su operación a través de su capital humano? ¿Es posible lograrlo sin inflar demasiado su carga tributaria?
En este artículo hablaremos del capital humano en las empresas, el valor que aportan y por qué la rotación de personal afecta al crecimiento de los negocios, a su vez exploraremos cómo una empresa puede ofrecerles beneficios sin tributar demás.
Detrás de cualquier operación empresarial hay personas. Incluso cuando se tratan de procesos ya automatizados muchas veces sigue habiendo personal que se encarga de asegurar que la ejecución sea correcta. A la vez hay muchas actividades de las cuales todavía requieren manos humanas. Pensemos en labores de mantenimiento, el ensamblado de piezas delicadas que debe de hacerse a mano, asesorías, acreditaciones… También muchas veces, al final de un proceso meramente automatizado hay un cliente, es decir, una persona. Nuestra economía sólo puede moverse si hay personas que utilizan los productos o servicios ofertados, pero también gracias a personas que logran llevarlos al mercado.
Muchas veces en las empresas cuando hace falta recortar gastos, los primeros en ver bajas son los trabajadores. Ciertamente el capital humano puede ser costoso en comparación con alguna solución automatizada o con tener menos personal, sin embargo, debemos de recordar el verdadero valor que aportan las personas a las empresas. Los conocimientos y habilidades (duras y blandas) que el capital humano inyecta a un negocio usualmente son insustituibles. Esto último no pretende ser una idea romantizada de lo que es un trabajador, es una realidad cada vez más ignorada en el mundo laboral.
El capital humano puede innovar con sus conocimientos y creatividad la forma en la que se hacen las cosas en una empresa. A veces, el contar con personal capacitado y proactivo es lo que hace que una empresa se mantenga como punta de lanza en su área. Si todos los miembros de un equipo de trabajo cuentan con conocimientos, valores y habilidades que ponen a disposición de la empresa se puede generar un espacio de crecimiento en el que todos ganan a través de la dedicación de los empleados. Sin embargo, ¿por qué incluso trabajadores que cuentan con estas características renuncian a un trabajo? ¿Qué consecuencias tiene para las empresas?
Si pensamos en los tiempos de nuestros padres o abuelos, no era inusual hacer toda una carrera profesional en una sola empresa. Ahora, la mayoría de empresas (grandes, pequeñas, fábricas o de servicio al cliente) suelen estar en una constante búsqueda de personal. ¿Por qué ocurre esto?
No todas las personas pretenden ser o quieren ser emprendedores o dueños de negocios, la amplia mayoría buscan estabilidad económica y seguridad para sus familias. Esto último no significa que no estén buscando realización profesional de alguna especie, quizás busquen ser gerentes en algún momento, acceder a puestos de mayor responsabilidad o en otras plantas o sucursales… Sin embargo, actualmente es difícil que un empleado obtenga seguridad económica a la vez que crecimiento profesional en una empresa.
Como ya mencionamos, el capital humano suele ser costoso y no es inusual que ante una época de vacas flacas sean los primeros en padecer los recortes. Por otro lado, las empresas invierten poco en beneficios para sus empleados, ya sean prestaciones o capacitaciones que les ayuden a especializarse profesionalmente. Por ello, para muchos empleados todo trabajo es temporal, permanecerán en él mientras buscan alguna oportunidad mejor, por pequeña que sea la mejora.
¿Qué pasaría si una empresa ofrece a sus empleados un salario competitivo además de prestaciones y la oportunidad de crecer? Probablemente el personal tendría más motivos para quedarse y a la empresa gastaría menos en la rotación de personal. Sin embargo, si fuera una solución así de fácil todo el mundo lo haría. Quienes nos dedicamos a cuestiones fiscales y contables sabemos que invertir en el capital humano no es nada barato para las empresas.
Como expertos contables sabemos que las personas morales tienen derecho a deducir los costos de ventas. Sin embargo, muchas veces a las personas morales no les queda del todo claro qué cuenta como tal. Repasemos, los costos de ventas deben de ser:
El primer punto es clave para diferenciar un costo de un gasto. Por ejemplo, si una empresa se dedica a producir tostadas de maíz, la compra de la masa como materia prima será un costo que mientras cuente con todas las características establecidas por la ley será deducible. Sin embargo, esa misma empresa no puede contabilizar como costo sus gastos de mantenimiento, de tal suerte que el personal de limpieza o los técnicos que revisan y limpian la maquinaria son gastos no costos. De tal suerte que, el mantenimiento, la limpieza, la compra de material de oficina y la nómina de los empleados son gastos administrativos no costos de ventas.
Entonces, en contabilidad la nómina siempre se va a contar como gasto. Sin embargo, fiscalmente no quiere decir que no se pueda deducir. De hecho, hay empresas que cometen grandes fraudes fiscales inflando la nómina expidiendo CFDI a personas con las que no tienen relación laboral (claro, sin transferir realmente el dinero a la cuenta de estas personas, muchas veces las víctimas de esto son pensionados que ni siquiera se enteran los CFDI expedidos a su nombre). Entonces, contablemente diferenciamos entre lo que es costo y gasto, y fiscalmente prestamos atención al tratamiento que se le da a los gastos.
En el caso de la nómina, no es deducible al 100%. La ley nos indica el procedimiento para para determinar si se deduce el 47% o el 53% respecto a las prestaciones exentas que recibe el trabajador.
Esto también aplica sobre cualquier pago exento para el trabajador. También es importante recordar que en este caso también hay que contar con los documentos de la contabilidad necesarios, así como con los CFDI para poder hacer estas deducciones.
Entonces, si las personas morales no pueden deducir el 100% de la nómina, ¿por qué sería beneficioso para las empresas ofrecer más a sus trabajadores? Deducir el 47% o el 53% no es nada despreciable y con algunas otras estrategias contables podemos fortalecer esta parte de las empresas para retener así al capital humano.
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Si quieres revisar cualquier cuestión sobre las deducciones autorizadas a pagos por concepto de pago exento para el trabajador te recomendamos hacerlo a través de nuestra compilación de leyes Gazhal, donde tendrás la ley en la palma de tu mano.
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En contabilidad siempre se va a diferenciar el gasto del costo, pero hay que entender la diferencia entre un concepto y la realidad. Hablar del capital humano como un gasto de cierta forma devalúa el valor que aportan a las empresas. Aunque la nómina no sea deducible en su totalidad, no deja de ser considerada fiscalmente como una necesidad operativa de las personas morales y como tal se permite cierta deducibilidad.
En todo caso, si una empresa decide aumentar la nómina, elevar los sueldos o beneficios, no tiene que significar que el gasto se va a incrementar por encima de las posibilidades de la empresa. Como contadores podemos revisar el gasto y hacer ajustes para que se fortalezca al capital humano sin mandar a la persona moral a la quiebra. Los ajustes que le dan un lugar de mayor importancia al capital humano pueden cambiar por completo el futuro de una empresa para bien.
Decidir qué gasto representa una inversión más importante para la empresa requiere de asesoría económica, fiscal y contable. Nosotros como expertos podemos conocer la historia de nuestros clientes como personas morales y a través de distintas herramientas podemos analizar en qué puntos son débiles o fuertes e impulsarles a invertir en su capital humano. Aunque nuestra profesión sea juzgada de cuadrada y fría, nuestra complicidad con los números nos puede llevar empoderar a las personas que hacen posibles los negocios. Siempre con inteligencia fiscal y contable y actuando en el marco de la ley de la mano de nuestra compilación de leyes Gazhal.
El capital humano de una empresa puede ser costoso. En contabilidad la nómina y los beneficios a los empleados son registrados como gastos. Muchas empresas al encontrarse en una crisis prefieren recortar personal antes que cualquier otra cosa. Los empleados actualmente cuentan con menos seguridad y oportunidades dentro de las empresas y por lo mismo optan por constantemente buscar nuevas oportunidades. A la larga, el gasto de las empresas en reclutamiento y capacitación de nuevo personal puede llegar a ser contraproducente para el crecimiento de la empresa. Aunque la nómina y los beneficios a los empleados son gastos que la ley no permite deducir al 100%, sí permite una deducción del 47% o 53%. A través de un estudio y asesoría fiscal y contable se pueden ajustar los gastos para ofrecer más a los empleados y así retener el capital humano valioso para las personas morales.
¿Consideras que tus clientes invierten lo suficiente en su capital humano? Cuéntanos en los comentarios.
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