El overthinking es una suerte de condición en la que las personas comienzan a pensar demasiado, lo cual genera mucha ansiedad y preocupación, al punto que las personas se paralizan y dejan de vivir su presente.
Overthinking: ¿qué es?, ¿qué lo causa y cómo podemos pararlo?
El overthinking es una suerte de condición en la que las personas comienzan a pensar demasiado, lo cual genera mucha ansiedad y preocupación, al punto que las personas se paralizan y dejan de vivir su presente.
Seguramente también has pasado por momentos en tu vida en los que tiendes mucho a repensar y preocuparte por todas las cosas. En estos periodos, las decisiones se vuelven muy difíciles de tomar y como consecuencia de la angustia de pensar tanto te llenas de estrés o ansiedad. O peor aún, tenemos la idea de que todo lo que hacemos está mal hecho y no tenemos talento para llevar a cabo ninguna actividad.
Sin embargo, aunque la sensación puede aislarnos mucho del mundo, es importante saber que esta situación es más común de lo que imaginamos. Incluso hasta tiene nombre; overthinking es lo que viene a conceptualizar este fenómeno/padecimiento que con frecuencia experimentamos.
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¿Qué es el overthinking?
El overthinking es una suerte de condición en la que las personas comienzan a pensar demasiado, lo cual genera mucha ansiedad y preocupación, al punto que las personas se paralizan y dejan de vivir su presente. El nombre proviene del inglés y obvia el sentido de esta condición: over= demás, thinking= pensar, es decir, pensar demás.
¿Pero cuándo podemos decir que estamos pensando demás? Ciertamente es imposible como seres humanos detener nuestros pensamientos. En ciertos ejercicios de mindfulness a lo que se llega es a concentrarse en la respiración para enfocarse en el presente, pero requiere mucha disciplina prestar atención a esa única cosa y ciertamente no es viable vivir de esa manera, es algo reservado para los momentos de meditación. Sin embargo, hay una gran diferencia entre pensar y pensar demás.
Imaginemos a una persona que tiene pendiente una presentación importante en el trabajo; en los días previos se prepara, de antemano escribe lo que va a decir, diseña gráficos, incluso se anticipa a las posibles preguntas que le puedan hacer. Todo eso suena a una persona preparada y que está pensando a futuro. Otra cosa sería si esa misma persona además de prepararse de esta forma racional también pasara horas paralizado imaginando todo lo que puede salir mal, que olvida el cable de su computadora, que sus superiores se burlan de sus ideas, que la presentación les parece poco profesional… En sus pensamientos se anticipa a los hechos al grado de tener genuino temor a lo que vendrá y pasar valiosas horas de su día imposibilitado para hacer nada.
Overthinking: una enfermedad de nuestro siglo
Es de suponer, que esta condición se agravó con los problemas de la época, es decir, el cambio climático, el capitalismo salvaje y, por si fuera poco, la pandemia. El aislamiento al que las personas se han tenido que someter en los últimos dos años ha sido un potente catalizador para la intensificación de esta suerte de pseudo solipsismo. Si le sumamos las crisis económicas que cada vez se agudizan más, se genera en el imaginario de las personas una suerte de fatalismo que nos pone de cara a un re-pensamiento constante, tanto de nosotros mismos como del entorno inmediato y distante.
De nuevo, es importante reiterar que cuando hablamos de “pensamientos” no nos referimos a ideas como tal, más bien a un discurso desordenado que se convierte en una suerte de parloteo que se repite constantemente hasta convertirse en una contaminación mental muy difícil de limpiar. El ejemplo de la persona que se anticipa a problemas en el trabajo es sólo una forma de overthinking, también alguien puede pasarse horas imaginando terribles catástrofes ambientales, atemorizándose con nuevas variantes de virus o preocupándose por la próxima crisis económica.
Qué ocasiona el overthinking
Podríamos decir que el overthinking es un padecimiento propio de la mujer y el hombre contemporáneo. Por lo tanto, es evidente que las causas que lo detonan se encuentran en situaciones y dispositivos propios de nuestra época. Por ejemplo: el exceso de información con frecuencia resulta ser el más alto detonante.
Y es que, a raíz del avance del internet, la información llega cada vez más rápido y en un mayor volumen, lo que no significa que por ello sea de buena calidad. Recientemente en la pandemia vivimos las consecuencias de la desinformación, un montón de datos que no necesariamente son ciertos o bien no son interpretados en su contexto y que como consecuencia devienen en ansiedad y miedo para quienes reciben esta información como absoluta.
El sentido de individualismo que los integrantes de la sociedad hemos desarrollado en la actualidad es mucho mayor que el que se vivía hace unos veinte años. Esta situación se ha agravado en gran parte gracias a la tecnología, los dispositivos tecnológicos son al mismo tiempo que herramientas, aparatos de alienación que gradualmente nos desvinculan entre nosotros, haciendo cada vez menor nuestro instinto gregario. Este aislamiento multimedia ocasiona un fuerte sentimiento de soledad que desencadena en pensamientos poco provechosos y las más de las veces tóxicos.
La incertidumbre del futuro es otro factor importante que detona el overthinking, con frecuencia hacemos en la cabeza películas completas de nuestro futuro inmediato y a largo plazo, siempre en los peores escenarios. De tal modo que quien se vuelve presa de este padecimiento deja de pensar ideas y comienza sólo a “pensar pensamientos” por decirlo así, se desvincula de la realidad y comienza a vivir una “realidad” de ilusiones.
Vivir el presente
Especialistas como Eckhart Tolle afirman que una de las soluciones más eficaces contra el overthinking es situarse en el presente, es decir, hacer consciente nuestro padecimiento del exceso de pensamiento del pasado y del futuro, pues son situaciones que escapan de nuestro control.
Por ello Eckhart recomienda hacer ejercicios de respiración en los que uno sea capaz de sentir cada una de las partes de nuestro cuerpo, de tal manera que seamos conscientes de que no sólo somos nuestra mente sino un todo que incluye un cuerpo físico que es capaz de escuchar, ver, sentir, oler y saborear. En la medida que practiquemos este tipo de ejercicios nuestros pensamientos irán mejorando su calidad y nos vinculamos con más solidez a la realidad.
Hay muchos ejercicios guiados de este tipo en internet, puedes buscar algunos en YouTube y proponerte hacer una pausa de este tipo cuando sientas que tu día está siendo muy estresante. También existen aplicaciones como la de AtentaMente que ayudan a las personas a dominar estas técnicas de mindfulness para mejorar su calidad de vida.