Nelson Mandela cambió la forma de ver al mundo en toda una nación. Reivindicó los derechos de las mujeres y hombres de color, al mismo tiempo que le enseñó al mundo que se puede ser al mismo tiempo compasivo y valiente.
Nelson Mandela cambió la forma de ver al mundo en toda una nación. Reivindicó los derechos de las mujeres y hombres de color, al mismo tiempo que le enseñó al mundo que se puede ser al mismo tiempo compasivo y valiente.
No, no estamos hablando sobre algún político corrupto, esta vez hablamos de un hombre que marcó para siempre el rumbo de la historia. Nelson Mandela cambió la forma de ver al mundo en toda una nación. Reivindicó los derechos de las mujeres y hombres de color, al mismo tiempo que le enseñó al mundo que se puede ser al mismo tiempo compasivo y valiente.
Luego de pasar veintisiete años en la cárcel por ser acusado de sabotaje y complot para derrocar al gobierno sudafricano, Mandela salió libre un once de febrero de 1990, tras la presión pública e internacional por parte de los gobiernos del mundo. Luego de una coyuntural sucesión de poder, lograron que el presidente de Sudáfrica, en ese momento Frederik de Klerk, liberara a Nelson Mandela y a todas las personas que hubieran sido encarceladas por pertenecer a una organización política que hubiera sido prohibida.
Ese once de febrero, Mandela salió de la cárcel vestido con un traje gris hecho a medida y una corbata azul, al salir lo hizo con el puño en alto en señal de victoria como lo hacen los verdaderos líderes. Es por eso por lo que acá te dejamos las cinco principales razones de su muy singular y admirable liderazgo.
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1. Constancia y ejemplo
Dicen quienes conocieron y estuvieron cerca de Mandela, que éste no tenía dobles discursos. Un tipo honesto que siempre habló de frente y con mucho valor. Mandela se volvió un ejemplo de constancia desde sus primeros pasos en Johanesburgo, partiendo desde abajo hasta llegar a abrir el primer despacho de abogados llevado por gente de color para gente de color. Después en la cárcel nunca se rindió y terminó sus estudios en derecho por la Universidad de Londres. También motivó a sus compañeros en la cárcel a aprender en todo momento mientras estuvieran recluidos, ya que estaba seguro de que la educación y el aprendizaje eran la única forma de salir adelante.
2. Aprender de los errores
A lo largo de su vida, sin duda que Mandela, como líder, cometió muchos errores, pero supo sacar provecho y tomar experiencia de cada uno de ellos. Basta con ver los inicios de su carrera política, un líder impetuoso con muchas más ganas que inteligencia. Incluso después de salir de prisión, sus primeros discursos no fueron tan elocuentes o conmovedores. A pesar de que era un hombre piadoso y empático tuvo que poner en práctica esta virtud con mucha más intensidad, pues había que convencer a los políticos sudafricanos blancos que los hombres de color también tenían un espíritu valiente y un corazón piadoso.
3. Piedad y valor
Mientras estuvo preso, Mandela siempre procuró tener una buena relación con los guardias afrikáner de la prisión, incluso aprendió su lengua para poder estrechar más su amistad con ellos. Siempre se mantuvo amistoso y colaborativo. Eso siempre le ganó a él y sus compañeros una convivencia tranquila y de admiración por parte de los guardias blancos. Al mismo tiempo, cuando fue presidente, siempre se mostró paciente y piadoso con la gente blanca y la cultura afrikáner, no mostró nunca resentimiento, y para aprender a perdonar y convivir con los que alguna vez fueron sus opresores, fue, sin duda, necesaria mucha piedad y sobre todo mucho valor, pues no es valiente quien enfrenta con las armas sino el que vence con amor y paciencia, después de todo, es preferible tener un buen resultado que tener la razón.
4. Visión
Tuvo la visión, destreza e inteligencia para usar todos los recursos a su favor, incluso los que parecían imposibles, todo para conseguir su objetivo: hacer de negros y blancos un solo pueblo. Y hubo un momento decisivo para lograrlo, la final del campeonato del mundo de rugby, en 1995, celebrada en el Johannesburg Ellis Park. Mandela, lejos de relegarlos o retirar su apoyo, se convirtió en otro aficionado y apoyó al equipo, con ello, la selección de rugby tuvo el apoyo de toda la gente de color.
Así, Mandela usó al deporte como un catalizador de la convivencia entre toda la gente. Por supuesto que no fue fácil al principio. La gente negra no vio siempre con buenos ojos el apoyo del presidente a los Springboks, un equipo históricamente blanco, pero Mandela supo tener paciencia y logró darle vuelta a la situación, haciendo de un problema una gran oportunidad para el éxito.
5. Carisma
Todos caían rendidos ante sus encantos. Un gran carisma es algo que normalmente tienen los grandes líderes. Incluso la reina de Inglaterra le permitía que le llamara Elizabeth. Es más, ningún encargado de protocolo se atrevió nunca a reprenderle la familiaridad con la que trataba a la más soberana de todos los monarcas. Nelson Mandela trató siempre a todo el mundo con respeto, sin importar el estatus social que tuvieran, incluidos aquellos que tramaban atentar contra él. Supo siempre ponerse en los zapatos del otro a fin de generar vínculos fraternos fuertes.
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