En este artículo hablaremos sobre los activos intangibles, qué son, las normas y leyes que se relacionan con su reconocimiento y su posible deducción así como las ventajas de reconocerlos.
Reconocer activos intangibles: un beneficio para las empresas
En este artículo hablaremos sobre los activos intangibles, qué son, las normas y leyes que se relacionan con su reconocimiento y su posible deducción así como las ventajas de reconocerlos.
¿Qué es lo más valioso que tiene una empresa? La respuesta puede variar dependiendo del tipo de empresa, sin embargo, seguramente muchas respuestas señalarán a características o elementos que como tal no existen en el mundo físico. La marca, la imagen, sus clientes o su capital humano son activos valiosos para las empresas. Como contadores llevamos el registro de muchas cuentas de la empresa, en estas incluimos aquello en lo que la empresa invierte y le ayuda a llevar a cabo sus actividades. Aunque a veces, precisamente porque no se tratan de objetos materiales, los empresarios pueden olvidarse de sus activos intangibles.
En este artículo hablaremos sobre los activos intangibles, qué son, las normas y leyes que se relacionan con su reconocimiento y su posible deducción así como las ventajas de reconocerlos.
¿Qué son los activos intangibles?
Dentro de una empresa es relativamente sencillo identificar activos tangibles. Podemos pensar en todo aquel objeto real que permite llevar a cabo la operación, por ejemplo, las computadoras, maquinaria, muebles de oficina, autos… etc. Todo esto lo podemos tomar en cuenta como aquello que es propiedad de la empresa y que utiliza para generar ingresos. Sin embargo, aunque claramente todas estas cosas son necesarias para que funcione una empresa no son la totalidad de instrumentos con las que cuenta una empresa para llevar a cabo su operación.
Además de los activos tangibles, existen los intangibles, los cuales también son elementos cruciales para la empresa. Aunque es muy evidente que una empresa que se dedica a la construcción podría hacer muy poco sin sus camiones de carga, no es tan obvio que su cartera de clientes y de proveedores también es importante. Por otra parte, una empresa más enfocada a los servicios y con pocos activos tangibles recae mucho más en los intangibles, por ejemplo, una consultoría requiere de una buena cartera de clientes además de excelentes miembros que aporten sus conocimientos a la empresa, los cuales también son un intangible.
En casos como este último ejemplo, los intangibles llegan a ser mucho más valiosos que lo tangible. Es decir, una laptop tiene un valor real de mercado y ayudará a la empresa a generar ingresos, pero irremediablemente se va a devaluar o puede ser sustituida por cualquier otra, sin embargo, el conocimiento y los contactos pueden tener mucho más potencial de ganancias a futuro y ser realmente un activo irremplazable. Por ello es importante que los empresarios reflexionen sobre realmente qué hace ganar a su empresa y qué activos les significan un valor futuro. A través de este ejercicio es que podemos reconocer que buena parte del valor de la empresa se encuentra en activos intangibles.
Una empresa puede tener mucho valor en ser reconocida por los consumidores. Por ejemplo, el logo de Nike es muy valioso porque a través de un simple símbolo se reconoce qué marca es. Llevado más lejos: la forma triangular de los Doritos es icónica y le da una cierta imagen a la marca. Cuando compramos unos tenis o una bolsa de frituras hacemos nuestra elección según nuestra preferencia, pero entre todas opciones las marcas buscan destacarse creando una imagen. Dicha imagen es intangible, pero si es exitosa es un activo intangible sumamente valioso para la empresa.
Aunque tampoco se trata de añadir valor a la empresa señalando activos donde realmente no los hay. Es decir, aunque los activos intangibles no existen materialmente hablando, sí deben de existir en las funciones de una empresa y de contar con registros que de cierta forma respalden su existencia y valor.
Por ejemplo, imaginemos un despacho de abogados el cual maneja los casos de algunos empresarios locales de renombre, tienen acuerdos con los clientes para dar seguimiento a cuestiones legales como contratos, el despacho se encarga de archivar la documentación y se mantiene al día con los clientes. Por el contrario, imaginemos una persona dedicada a la construcción, tiene una pequeña empresa familiar bien establecida conforme a la ley, sin embargo, rara vez realiza contratos con sus clientes, pocas veces vuelve a contactarse con ellos o a sugerir mantenimiento o servicios adicionales, tiene apenas un par de clientes que lo buscan con regularidad para trabajos menores.
Más allá del error de mercadotecnia, este segundo caso como tal no tiene una cartera de clientes. El primero cuida a sus clientes dando seguimiento, archivando sus casos y esto le da valor a la empresa pues le asegura que habrá personas requiriendo sus servicios. El segundo caso trabaja para quien llega a él sin continuar alimentando al relación con dichos clientes y así no se forma una cartera de clientes. Entonces, si este segundo caso quisiera reconocer una cartera de clientes como un activo intangible estaría cayendo en simulación. Para que esto no ocurra hay que recurrir a las normas y a la ley para poder reconocer cuándo realmente se cuenta con un activo intangible en la empresa.
¿Qué beneficios tiene reconocer activos intangibles?
En términos financieros, reconocer los activos intangibles de una empresa hace que el valor de la empresa sea más cercano al real. Es decir, un despacho de abogados como empresa puede verse como una simple oficina llena de equipos de cómputo y papeles. Pero en realidad lo que vale es la confianza que tienen los clientes en el equipo, el renombre que tienen y la calidad de su equipo de abogados. Entonces, reconocer la parte intangible de la empresa le añade valor, lo cual puede atraer inversionistas y nuevos socios, es decir, es benéfico para el crecimiento de la empresa.
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Fundamentos legales para reconocer activos intangibles
En los ejemplos del apartado anterior hablamos de que la imagen de una empresa (la marca, el logo, su diseño), la cartera de clientes, proveedores y el capital intelectual pueden ser activos intangibles de una empresa. Esto siempre y cuando se cuente realmente con documentación y registros que comprueben la existencia de dichos intangibles. A su vez, los activos intangibles deben de reunir ciertas características conforme a la ley para ser reconocidos.
La Norma de Información Financiera (NIF) C-8 está dedicada a aclarar qué se considera un activo intangible. En ella se plantean las normas de valuación, presentación y revelación para el reconocimiento de los activos intangibles. Esta norma nos dice que un activo intangible es un activo sin sustancia física que brindará beneficios económicos futuros. Aquí también encontramos las características de dichos activos:
Identificables. En los ejemplos anteriores hablábamos sobre cómo una empresa puede tener clientes, pero realmente no tener una cartera de clientes si no cuenta con exclusividad y una relación comercial verificable. La NIF C-8 aclara que justamente se requiere de documentación para respaldar la existencia de un activo intangible, sea un contrato o derechos.
Beneficios económicos futuros. Los activos intangibles deben de tener el potencial de enriquecer más la empresa. Por ejemplo, un logo que es parte de la imagen de la empresa puede convertirse en la clave para ser reconocida y comprada, por lo tanto, puede ser reconocida como un activo intangible.
Control. La empresa debe de en efecto tener derechos sobre los activos intangibles para asegurar que controla el futuro beneficio económico. En el ejemplo anterior, antes de dar de alta el logo como un intangible, habría que registrarlo como propiedad intelectual para tener los derechos sobre el beneficio futuro.
Conclusiones: contar lo intangible también cuenta
Aunque los activos intangibles no sean los más obvios de identificar representan buena parte del valor de la empresa. Mientras cuenten con las características establecidas en la NIF C-8 las empresas pueden reconocerlas y así deducirlas conforme al artículo 31 de la CFF. Como contadores podemos apoyar a nuestros clientes en este proceso para asegurar que obtengan los mayores beneficios posibles de sus activos intangibles.
¿Alguna vez has ayudado a un cliente a reconocer sus activos intangibles? Cuéntanos en los comentarios.