Durante el sexenio de AMLO se habló mucho de aumentar la recaudación sin aumentar los impuestos. También salieron a la luz grandes casos de evasión y fraude fiscal, pero también se persiguieron a pequeños contribuyentes con el afán de que regularizaran su situación. ¿Qué efectos tuvieron estas medidas en el panorama fiscal? ¿Por qué nunca se concretó una reforma? ¿Cómo impactaron las reformas de 2004 y 2014 en las decisiones tomadas en el último sexenio?
En este último artículo de nuestra serie de análisis sobre reformas fiscales en México hablaremos de los cambios fiscales que se dieron en México a lo largo del sexenio de AMLO y las consecuencias que tuvieron en la recaudación.
En la primera entrega de esta serie de artículos hablamos sobre la historia de la recaudación en México, sobre cómo ha sido un sistema dependiente de los cambios políticos y sobre cómo muchas veces el presupuesto de la nación ha dependido de los ingresos petroleros. Este panorama es lo que llevó a que en México hubiera poca recaudación de impuestos.
Para la década de los 2000, el gobierno de Vicente Fox intentó reformar la fiscalización en México para engrosar la recaudación y depender un poco menos del petróleo. Sin embargo, la médula ósea de esta propuesta implicaba aumentar el IVA, cosa que molestó enormemente al grueso de la población. Finalmente, la reforma no tuvo los alcances esperados y años después, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto se plantearía una nueva para resolver el mismo problema.
En la parte dos de esta serie hablamos ya sobre la reforma que tuvo lugar en 2014 y sobre lo polémica que fue dado que buscaba modernizar el sistema a la era digital, de nuevo, con el fin de aumentar la recaudación. Al sexenio siguiente, el problema persistía: había que aumentar la recaudación.
Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se implementaron varias estrategias para aumentar la recaudación. Muchas de ellas se consideraron de carácter agresivo por parte de la autoridad, incluso dañino para los empresarios. Sin embargo, hubo algunos resultados indudablemente positivos.
Gracias a la reforma de 2014, muchos de los cambios implementados durante el sexenio de AMLO fueron posibles. En el artículo pasado analizábamos por qué había escandalizado a los contribuyentes la implementación del Buzón Tributario o del CFDI, sin embargo, también recalcamos que estas eran las semillas para lograr un sistema sustentado en la tecnología. Los frutos de esto se comenzaron a apreciar apenas durante este último sexenio.
La predicción en la que se basaba la reforma fue correcta: en diez años, el uso de internet cambió el panorama de la fiscalización. Los jóvenes que entraron al mundo laboral en la ola de la reforma son ahora contribuyentes que prefieren los trámites en línea. Ni se digan los cambios que tuvo que realizar el SAT en sus plataformas para ofertar más servicios en línea a raíz de la pandemia.
Para muchos contribuyentes, así como para expertos en materia fiscal, los cambios no han llegado lo suficientemente rápido ni han venido a solucionar todos los problemas del área, sin embargo, debemos de apreciar que las reformas anteriores han dado sus frutos.
Aunque en la reforma de 2014 se implementó el CFDI, pasó por varias versiones hasta llegar a la que utilizamos hoy en día, la 4.0 que cuenta con muchas más información para verificar que todos los implicados en una operación estén contribuyendo adecuadamente. A su vez, nunca se habían visto consecuencias reales por no habilitar el Buzón tributario hasta que muchos contribuyentes se vieron desplazados de RESICO.
Es una ley natural que toda acción tenga su reacción, sucede igual con cada cambio en el sistema fiscal. La reforma de 2014 tuvo consecuencias que influenciaron los cambios que vimos apenas en 2023.
Durante el sexenio de AMLO se especuló mucho sobre la posibilidad de una reforma fiscal. Como se venía hablando desde el 2000, los ingresos petroleros ya no son el fuerte del presupuesto de la federación, entonces había que buscar la manera de subsanar esa falta. ¿Qué se podía hacer? ¿Aumentar el ISR o IVA? ¿Crear nuevos impuestos? Cualquiera de estas acciones habría requerido una reforma, sin embargo, esto no se hizo.
Una reforma hubiera requerido suficientes votos en el congreso y múltiples revisiones. Tan sólo la reforma de 2004 fue planteada desde 2002 y la de 2014 desde 2012 pero no entraron en vigor sino hasta dos años después. Por lo mismo, la apuesta de AMLO fue evitar la reforma y limitarse a implementar cambios a través de la Resolución Miscelánea Fiscal que fortaleciera los sistemas de recaudación.
Entonces, no hizo falta reformar la ley, simplemente implementar reglas y nuevos sistemas para lograr el objetivo. Si deseas consultar la Resolución Miscelánea Fiscal de 2023, recuerda que puedes hacerlo a través de nuestra Compilación de Leyes Gazhal donde encontrarás un gran acervo de leyes a tu disposición.
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Una de las principales promesas de AMLO fue la de aumentar la recaudación sin aumentar los impuestos. Entonces la estrategia fue dar de alta más contribuyentes y reducir la evasión, así como el fraude fiscal. La formula era sencilla: si hay más personas pagando, aunque sean los mismos impuestos, debe de recaudarse más.
Pronto las cifras demostraron que el sistema no estaba errado. La recaudación aumentó durante el gobierno de AMLO sin aumentar impuestos y sin llamar a una reforma fiscal.
Durante el gobierno de AMLO se le proporcionó al SAT nuevas herramientas para fiscalizar. La nueva versión de CFDI, los pedimentos de pago y demás tecnologías ayudaron a que la autoridad realmente ejerciera sus funciones de recaudación. Así comenzó a solicitar de grandes contribuyentes su regularización, pero también aclaraciones de los pequeños contribuyentes.
Aunque ya no se produjo el mismo nivel de escándalo que en 2014, sí hubo queja por parte de los contribuyentes que consideraron que el SAT estaba siendo demasiado agresivo. La idea de que el SAT estaba esperando a cualquier error para generar multas y recargos era demasiada presión para los contribuyentes. Sin embargo cabe recordar que la espontaneidad sigue siendo recompensada y en la mayoría de las ocasiones, un aviso en el Buzón tributario no implica la aplicación de una multa, es más bien un recordatorio y actuar ante ello usualmente sólo hace que el contribuyente pague algún recargo o actualización sin caer en la lista negra del SAT.
Aunque la recaudación aumentó, hay que reconocer que la estrategia tiene fecha de caducidad. Claro que es muy bueno que todos los contribuyentes tengan una situación regular ente la autoridad y toda persona económicamente activa contribuya de acuerdo con sus ingresos. Sin embargo, no podemos esperar que las cifras de recaudación sigan subiendo sólo con esta estrategia.
Si la estrategia es efectiva, eventualmente ningún contribuyente tendrá créditos fiscales, ni habrá quién pague grandes multas y recargos. Los incrementos en la recaudación dependerían de nuevos contribuyentes y de la esporádica multa o recargo. Por lo tanto, esta no es una solución a largo a plazo.
¿Qué se debería de hacer? Propiciar condiciones que aumenten los ingresos de los contribuyentes y que por ende lleven al aumento de la recaudación. Es decir, cuidar de los empresarios que generan riqueza para que los ingresos de todos los contribuyentes crezcan por encima de la inflación y puedan cumplir con sus obligaciones fiscales en una medida justa que a su vez fortalezca las condiciones sociales del país.
Las reformas del 2004 y 2014 crearon el terreno de juego en el que desenvolverían los cambios fiscales de 2023. El motivador era el mismo de un principio: aumentar la recaudación, sin embargo, en esta ocasión se pudo fortalecer al SAT a través de las herramientas tecnológicas que se empezaron a implementar desde 2014 para lograr el objetivo. Sin aumentar las tasas de los impuestos ni crear nuevos, se logró, a través de un sistema de fiscalización más eficiente, aumentar la recaudación. Los resultados son innegables, aunque la estrategia ha sido criticada por ser demasiado agresiva y por no representar una solución a largo plazo. Eventualmente se regularizará la situación fiscal de los contribuyentes y los nuevos contribuyentes junto con algunas multas no serán suficientes para mantener un sistema tributario fuerte. Por lo tanto, queda pendiente seguir buscando estrategias que generen un ecosistema de crecimiento para los empresarios para, a través de una economía fuerte, aumentar los ingresos de la federación.
¿Qué nuevas reformas crees que nos depara el futuro? Cuéntanos en los comentarios.
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